Es el monumento más emblemático de la Ciudad Eterna. Lo que quizá te sorprenda es que a lo largo de su historia, este imponente anfiteatro ha sido utilizado de diversas maneras, revelando su versatilidad y relevancia para los habitantes de esta histórica urbe. Descubre los diferentes usos y eventos históricos que han marcado la vida de esta icónico edificio.
El Anfiteatro Flavio, conocido como el Coliseo desde el siglo IX d.C., recibió su nombre de la cercana estatua colosal de Nerón. Su construcción fue asombrosamente rápida, llevándose a cabo en tan solo 5 años durante el gobierno de Vespasiano en el año 75 d.C. Tito fue quien finalizó y abrió oficialmente el Coliseo en el año 80 d.C. De acuerdo con los escritores latinos de la época, la ceremonia de inauguración fue una festividad que se extendió por 100 días consecutivos e incluyó el sacrificio de 5.000 animales.
Amphitheatrum Flavium
Época romana
La ciudad necesitaba un anfiteatro, ya que el único con una estructura de piedra, construido por Estatilio Tauro en 29 a.C., era demasiado pequeño. El emperador Calígula (12-41 d.C.) había comenzado las obras para un nuevo anfiteatro, pero Claudio (10-54 d.C.) las detuvo cuando llegó al poder. Nerón (37-68 d.C.) también se negó a usar el antiguo edificio de Estatilio y prefirió tener su propio anfiteatro construido en el Campus Martis; era hermoso según los historiadores, pero fue destruido en el famoso incendio del año 64 d.C.
La muerte de Nerón en el año 68 d.C. marcó el final de la dinastía Julio-Claudia y la familia Flavia llegó al poder. El emperador Vespasiano fue reconocido como emperador por el Senado en 69, y quiso hacer un gesto político para reconciliar a los ciudadanos romanos con la nueva dinastía. Así que devolvió a los romanos la mayor parte de la tierra que Nerón había ocupado en el centro de la ciudad para hacer su residencia, la Domus Aurea. Hizo construir el anfiteatro, una instalación pública en el parque de la residencia de Nerón, en el lugar donde una vez hubo un enorme estanque artificial. Tito lo inauguró y el siguiente emperador, Dominiciano, hermano de Tito, lo completó excavando el hipogeo: el área para la preparación de los espectáculos bajo la arena.
El anfiteatro fue un invento romano donde se celebraban espectáculos que hoy los condenaríamos con horror: los más populares eran las venationes (cazas) y los munera (juegos de gladiadores). De hecho, al Coliseo se le conocía popularmente como Amphitheatrum Caesareum (teatro de caza). La clase dominante romana estaba obligada, por ley y por la expectativa del pueblo, a organizar estos espectáculos para ganar el favor de los ciudadanos. La organización de los juegos, que implicaba grandes gastos, se convirtió en un asunto de interés público y fue regulada por muchas leyes.
El área que rodeaba el anfiteatro estaba completamente dedicada a los juegos. Cerca del Coliseo, Domiciano también construyó cuatro ludi, las prisiones -o «residencias»- donde los gladiadores vivían y entrenaban. Los bestiarii, que luchaban contra las bestias, entrenaban en el Ludus Matutinus, llamado así porque el espectáculo con los animales se celebraba por la mañana. Luego estaban el Ludus Gallicus, el Ludus Dacicus y el Ludus Magnus.
Un edificio en constante reconstrucción
El Coliseo estuvo en uso durante cuatro siglos y medio sufriendo varios cambios, adiciones y reparaciones a lo largo del tiempo. A pesar de estar mayormente construido en piedra, elementos de madera en los subterráneos, la arena, los mástiles del velarium, las terrazas y los techos del piso superior, alimentaron incendios que dañaron gravemente la estructura de piedra en más de una ocasión.
Las primeras reparaciones se llevaron a cabo bajo el emperador Antonino Pío (86-161), después de un incendio que afectó a la ciudad destruyendo 350 casas. En 217 d.C., un rayo impactó el piso superior del Coliseo, provocando otro incendio que destruyó gran parte del edificio. A pesar de los esfuerzos de los bomberos (llamaron a las siete compañías de Vigiles de la Ciudad Eterna) y los marineros del Misenatium de Castra, que solían maniobrar el velarium. El fuego no pudo ser controlado y el Coliseo quedó prácticamente en ruinas. Durante cinco años, los espectáculos se llevaron a cabo en el circo mientras se intentaba reconstruir el icónico anfiteatro.
Se necesitaron más de treinta años para reconstruir el anfiteatro romano. El emperador Marco Aurelio Antonino Augusto (203-222) comenzó las obras. Las reparaciones se completaron en el 240 bajo Gordiano III y se acuñó una moneda para la ocasión. Gordiano quería celebrar en Roma un fastuoso triunfo por su victoria en la guerra contra los persas y para ello había recogido 32 elefantes, 10 alces, 10 tigres, 60 leones, 30 leopardos, 10 hienas, 1000 parejas de gladiadores del ludi imperial, 6 hipopótamos, 1 rinoceronte, 10 osos, 10 jirafas, 20 asnos salvajes asiáticos, 40 caballos salvajes y muchos otros animales. Sin embargo, Gordiano murió en Persia en circunstancias misteriosas. Fuentes persas y romanas discrepan sobre la muerte de Gordiano, afirmando que murió en una batalla en Faluya o río arriba del Éufrates. Su sucesor, Filipo, utilizó en espectáculos los animales capturados durante el milenio de Roma.
Durante los reinados de Decio y Treboniano Galo, el Coliseo sufrió daños, y bajo la persecución de Decio, muchos cristianos, incluyendo el obispo de Roma y otros futuros santos, fueron víctimas en la arena. Se relata que dos persas vasallos, Abdón y Sennen, fueron martirizados en el coliseo, donde posteriormente se construyó una iglesia en su honor en el siglo V.
En el año 262, durante el reinado de Galieno un terremoto devastó el Mediterráneo oriental, afectando también a Roma con una epidemia de peste al año siguiente. En 312, el Senado dedicó un arco triunfal a Constantino cerca del Coliseo y reemplazó la cabeza del Coloso con la del nuevo emperador. En 320, el anfiteatro fue alcanzado por un rayo, pero sin causar daños graves. Desde entonces, se registraron más terremotos, y en 357, el emperador Constancio II visitó Roma, quedando impresionado por el Coliseo.
El comienzo del fin
El último combate de gladiadores se registra en el 404, después de que el emperador Teodosio estableciera el cristianismo como religión oficial, prohibiendo el paganismo y persiguieron a sus seguidores. Las fiestas paganas fueron abolidas, el Templo de Vesta fue destruido y las antiguas tradiciones romanas desaparecieron. A partir de esta época, la información sobre el Coliseo es escasa y se limita a inscripciones en losas de piedra.
Durante el período del 408 al 410, Roma fue sitiada por Alarico, rey de los visigodos, quienes finalmente saquearon la ciudad durante tres días. A lo largo de este tiempo, el Coliseo fue abandonado, y sus alrededores se convirtieron en lugares de entierro debido a los asedios que impedían a los romanos enterrar a sus muertos fuera de las murallas. Después de la guerra, estos cementerios fueron sepultados bajo 2 metros de tierra. En 1895 en el valle del Coliseo, se encontraron 89 lugares de entierro que datan desde el período de Diocleciano hasta la época de Teodorico en los siglos IV-VI.
La última venatio se registra en el 523, y aunque el gusto del público había cambiado, la razón principal para el fin de los juegos fue la crisis militar y financiera en el imperio occidental, sumado a las numerosas invasiones que Italia enfrentó. Los enormes gastos requeridos para organizar los espectáculos hicieron que el uso del Coliseo fuera obsoleto, y a pesar de que algunas venationes podrían haber ocurrido hasta el siglo VII, en los siglos VI-IX el anfiteatro fue completamente abandonado.
Edad Media
En la época medieval, el Coliseo fue utilizado como base para construir casas e iglesias, y también como residencia y fortaleza para los barones de Roma. Desde el siglo IV se removieron materiales del Coliseo y a principios del siglo V el sistema de agua y drenaje dejó de funcionar. A medida que la población de la ciudad disminuía, a partir del reinado de Teodorico, el Coliseo fue reciclado y sus materiales utilizados en otros proyectos. El Papa Gregorio I el Grande introdujo la práctica de reciclar edificios antiguos para convertirlos en iglesias cristianas. El Coliseo fue desmantelado sistemáticamente, y se sospecha que una figura llamada Geroncio tuvo permiso para utilizar el Coliseo como cantera.
Durante la Guerra Gótica (535-554), Roma sufrió repetidos saqueos y hambrunas, afectando también al Coliseo. Paulatinamente la estructura comenzó a llenarse de tierra debido a la falta de mantenimiento de los desagües y si esto fuera poco, las grapas metálicas que unían los bloques de travertino fueron expoliadas sistemáticamente por los ostrogodos.
El Coliseo fue cerrado temporalmente con barreras de madera y más tarde su estructura fue reutilizada para albergar viviendas y establos. Tambíen en esta época se hicieron aberturas en las paredes hacia la arena para facilitar el acceso con carros. Desde el siglo VI hasta el IX, el Coliseo fue constantemente ocupado, sufriendo incesantes pillajes y extracción de materiales.
Se sabe que entre los siglos VI y XIII la planta baja del Coliseo se elevó 1,3 metros debido a la acumulación de tierra. Durante la Edad Media, se perdió el recuerdo del propósito original del Coliseo y surgieron varias leyendas, imaginando que era un templo dedicado a diferentes dioses o al diablo.
Desde finales del siglo IX hasta principios del X hubo un gran aumento de residencias dentro del Coliseo, el edificio pertenecía a la iglesia de Santa Maria Nova. Se construyeron casas de uno y dos pisos que albergaban principalmente artesanos y cambistas, ya que la zona era frecuentada por peregrinos que se dirigían al Papa en Letrán. En este período, el Coliseo comenzó a ser llamado Amphitheatrum Coliseum.
Durante toda Edad Media, el Coliseo fue ocupado y su propiedad disputada por varias familias nobiliarias y la iglesia. Los Frangipane fueron una de las familias más fuertes que lo transformó en una casa fortaleza. En 1144, el Coliseo fue declarado propiedad del municipio libre de Roma, pero luego volvió a manos de los Frangipane y posteriormente los Annibaldi disputaron su posesión. En 1312, el Coliseo fue devuelto a la Iglesia.
A lo largo de los siglos, el edificio también siguió sufriendo daños debido a terremotos, incluido uno en 1349 que causó la destrucción de arcos externos en el lado sur. La gran masa de escombros resultante del terremoto se utilizó como cantera de travertino hasta el siglo XVIII.
El Renacimiento y el Barroco
En el siglo XIV las familias Orsini y Colonna obtuvieron permiso para retirar piedras y mármol del Coliseo. Durante el Papado de Aviñón (1309-1377) la economía de Roma colapsó y la población disminuyó significativamente. El Senado de Roma decidió reclamar el sitio y lo dividió en tres partes: la cofradía del SS. Salvatore ad Sancta Sanctorum, la Cámara Apostólica y el Senado romano. La Archicofradía recibió la concesión de los materiales del Coliseo, lo que se convirtió en una fuente de ganancias.
Durante este período, el monumento fue estudiado seriamente por humanistas y se realizaron excavaciones arqueológicas, pero la extracción de piedras continuó durante siglos y el Coliseo fue despojado de mármol, piedras y ladrillos para la construcción de palacios e iglesias en Roma, incluso para edificios del Vaticano y murallas de la ciudad. Los Papas otorgaron permisos para quitar piedras del Coliseo para sus proyectos mientras promovían la preservación de los monumentos antiguos. La fachada norte, la que actualmente acapara toda la atención, fue salvada para servir como fondo para procesiones religiosas.
Aunque el Renacimiento valoró el patrimonio romano, el saqueo del Coliseo continuó, utilizando sus viejas piedras para construir nuevos palacios, lo que representa una triste contradicción.
Las piedras del Coliseo se utilizaron para reparar la Basílica de San Juan de Letrán, la Scala Santa y otras construcciones en Roma. En el siglo XVI, se emplearon para edificios como el Palazzo della Cancelleria y el Palazzo Farnese. En el siglo XVII, se utilizaron en el Palazzo Barberini, entre otros. Los papas Sixto V y Clemente X tenían planes para el Coliseo, pero no se llevaron a cabo debido a la falta de fondos. En 1594, algunos espacios en el primer piso se alquilaron a fabricantes de pegamento, y la capilla de Santa Maria della Pietà fue restaurada. Clemente X encargó a Gian Lorenzo Bernini un proyecto para una iglesia en el centro de la arena, pero tampoco se concluyó debido a la falta de fondos. En el siglo XVII, el Coliseo se convirtió nuevamente en un refugio para abandonados y criminales.
Siglos XVIII y XIX
En el siglo XVIII, el Coliseo experimentó diferentes usos y cambios. En 1700, el Papa Clemente XI lo cerró y lo convirtió en un depósito de estiércol para la fabricación de salitre, para la posterior fabricación de pólvora. En 1703, un terremoto dañó parte del monumento y su travertino se utilizó para construir un nuevo puerto en el río Tiber.
En 1720, se instalaron las estaciones de la cruz del Via Crucis en el Coliseo. Antes del Jubileo de 1750, se llevaron a cabo reparaciones y restauraciones, incluida la reconstrucción de una pequeña iglesia dedicada a S. Maria della Pietà. En 1749, el Papa Benedetto XIV declaró el Coliseo una iglesia pública consagrada a la memoria de la Pasión de Cristo y sus Mártires, lo que detuvo la eliminación de las piedras y se prohibió violar el monumento bajo amenaza de castigo físico. Se estableció la Hermandad de los Amantes de Jesús y María, que realizaba procesiones sagradas en el Coliseo. A lo largo de los años siguientes, se realizaron pequeñas reparaciones y estudios arquitectónicos en el monumento.
En 1796, Napoleón I invadió Italia, ocupando Roma y capturando al Papa Pío VI. Después de su muerte en 1799, el Coliseo sufrió abusos y maltrato, utilizándolo como refugio nocturno y almacén de estiércol. En 1804, Carlo Fea sugirió limpiar y consolidar la estructura para proteger el monumento y eliminar los abusos.
El arquitecto Raffaele Stern participó en la restauración del Coliseo tras un terremoto en 1806 que afectó especialmente al tercer anillo del lado occidental. Stern propuso dos opciones de restauración a la Academia de San Luca: una que implicaba eliminar partes dañadas y otra que consistía en agregar un contrafuerte de ladrillo, que finalmente se llevó a cabo. Las primeras dos arcadas de cada nivel fueron cerradas, y el contrafuerte se construyó sin elementos arquitectónicos para una rápida intervención. Aunque algunos elementos como los bloques de soporte se han interpretado románticamente, en realidad fueron parte de una intervención de emergencia. Inicialmente, se consideró pintar el contrafuerte con un color travertino para que coincidiera con el resto del monumento, pero esta idea nunca se llevó a cabo.
Más tarde, en 1823, Giuseppe Valadier se encargó de la restauración del anillo perimetral en el lado hacia los foros. A diferencia de Stern, Valadier tuvo la ventaja de realizar su trabajo sin el peligro inminente de un colapso. Su intervención consistió en agregar un nuevo contrafuerte con arcadas idénticas a las originales, construido principalmente en ladrillo por motivos económicos. Se procuró que las bases y los capiteles fueran iguales a los originales, utilizando travertino. También se consideró una scialbatura (pintura al agua) color travertino para mantener la armonía estética, pero esto tampoco se llevó a cabo.
El trabajo de Valadier fue elogiado y considerado una de sus grandes realizaciones. A lo largo del proceso, ambos arquitectos buscaron respetar la estética original del Coliseo.
Bajo el papado de Pío VII, se reforzaron los restos exteriores con dos estribos de ladrillo en 1828. Desde la década de 1840, se efectuaron restauraciones adicionales en diversas partes del Coliseo. En 1874, se liberó la mitad de la arena, revelando hallazgos arqueológicos importantes. Finalmente, a pesar de la oposición de la Iglesia Católica, se eliminaron las estaciones de la cruz en la arena.
Siglo XX
En 1901, el Estado italiano realizó más trabajos de restauración en el Coliseo, pero la arena estuvo medio llena de tierra durante muchos años. Durante el régimen fascista, el Coliseo fue utilizado para encuentros masivos con fines propagandísticos, vinculando las glorias romanas imperiales con el nuevo Imperio fascista de Mussolini. Esto resultó en daños a algunas estructuras originales. En los años 30, el paisaje alrededor del monumento cambió radicalmente con la destrucción de la colina Velia y la construcción de carreteras y ferrocarriles subterráneos. Estos cambios afectaron a los cimientos del Coliseo y causaron problemas de inundación en los subterráneos.
En las excavaciones de 1938-1940 dirigidas por Luigi Cozzo, se reveló el subsuelo de la arena y se demolieron estructuras agregadas a lo largo de los siglos. En la Segunda Guerra Mundial, el Coliseo sirvió como refugio antiaéreo y depósito de armas. Desde entonces, se han realizado pequeñas reparaciones constantes. Tras la guerra, el Coliseo se convirtió en un famoso telón de fondo turístico, pero también experimentó problemas con el tráfico automovilístico. En los años 70, se prohibió el tráfico entre el Coliseo y el Palatino. Más excavaciones de desagües proporcionaron valiosa información histórica y la restauración de la fachada permitió el estudio de reparaciones del incendio de 217 d.C.
En 1992, un banco privado financió restauraciones hasta el 2000, pero solo una sección fue restaurada, destacando su limpieza. Se planea la futura reconstrucción de la arena en madera para proteger las estructuras subterráneas expuestas.
Siglo XXI
En 2000, se completó la mitad oriental de la nueva arena del Coliseo, mientras se realizaban estudios sobre el impacto de la cubierta en el microclima subterráneo antes de cubrir la otra mitad. En 1997, un importante estudio con técnicas láser e infrarrojas proporcionó información sobre la deformación de las estructuras y un mapa preciso del anfiteatro, reavivando la controversia sobre si el Coliseo es elíptico u ovoide (la conclusión es que es ovoide, una curva policéntrica, es decir, una curva con más de un centro). En 2007 el Coliseo se convirtió en una de las Nuevas Siete Maravillas del mundo moderno.
En 2011, se acordó una restauración de 25 millones de euros patrocinada por Diego Della Valle, el jefe de la empresa de calzado Tod’s. Sin embargo, debido a la controversia en el uso de una asociación público-privada para financiar la restauración, el trabajo se retrasó y comenzó en 2013.
La restauración fue la primera limpieza y reparación completa en la historia del Coliseo. Se llevó a cabo la limpieza y restauración de la fachada con arcos, así como la sustitución de las estructuras de metal que bloqueaban los arcos del nivel del suelo. Se planificó reemplazar los pisos para fines de 2018, con el objetivo de proporcionar un escenario para eventos culturales.
Desde el 1 de noviembre de 2017, los dos niveles superiores del Coliseo se han abierto para visitas guiadas. Esto permitió a los visitantes explorar áreas anteriormente inaccesibles del monumento.
Información práctica para la visita
9:00 – 19:00 del 1 al 30 de septiembre
9:00 – 18:30 del 1° al 30 de octubre
9:00 – 16:30 del 31 octubre al de 31 diciembre
Se recomienda comprar la entrada online en la web oficial del coliseo.
Si se da la circunstancia de que las entradas online están agotadas, puede comprarse físicamente en la taquilla del coliseo el mismo día de la visita.
Eso sí, la fila suele ser muy considerable si no se acude con antelación suficiente. Las taquillas se abren a las 9:00, por lo que acudir sobre las 8:00 para hacer cola, puede ser suficiente si es temporada alta.